Los malos padres. Aquellos que no supieron educar.

Los malos padres. Aquellos que no supieron educar.

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El otro día acudió a mí un paciente dispuesto a trabajar su culpa.  Se sentía profundamente culpable por haber fracasado a la hora de educar a su hijo, el cuál ahora era un adolescente sumamente conflictivo en el hogar.  Desde lanzar y romper objetos y mobiliario, hasta agresiones violentas hacia él y su esposa, y algún que otro hueso roto.

La realidad de los padres y madres que sufren violencia por parte de sus hijos es dura, extremadamente dura.  La convivencia familiar es tan difícil, y el vínculo entre padres e hijos está tan deteriorado, que el sentimiento de frustración y tristeza que sienten estos padres es desolador.  Ponen todo su empeño en arreglar la situación, buscan consejo, examinan concienzuda y repetidamente si lo que han hecho o dicho a sus hijos ha sido exagerado, si se han equivocado, puesto que es tan incomprensible y abominable la reacción de sus hijos, que piensan que en algo se deben haber equivocado para detonar tal ira.  En definitiva, desarrollan un sentimiento de culpabilidad.

Para empeorar aún más las cosas, la opinión pública sobre el problema es demoledora. Vivimos en una sociedad dura, que juzga, señala, culpabiliza a la gente de sus miserias, de sus errores.  Que no solo juzga y culpabiliza, sino que pretende dar lecciones de cómo deben vivir para salvarse.  Una actitud paternalista que de poco sirve al que tiene el problema, puesto que sigue sintiéndose incomprendido.  El que alecciona habla desde su ego, porque se cree merecedor de felicitaciones porque ha triunfado con su hijo.  No sabe que se encuentra a años luz de entender la problemática de estas familias, el infierno por el que pasan.  Incluso aquellas personas que no tienen hijos se creen con derecho a opinar.  Lo tienen, pero no pueden pretender dar pautas de educación.  Es común oir a personas aconsejarles: “¡Puerta y a la calle!”  ¿Cómo echas a tu hijo de casa cuando tiene 11 años?  Porque los hay, casos de chicos y chicas que desde tan temprana edad ya son unos agresores y  dictadores incontrolables.

Pero la sociedad sigue tachándoles de malos padres. Por no haber sabido marcarles límites, por no haberles transmitido valores.  ¿Acaso no saben que hay muchos otros condicionantes del entorno que influyen en estos chicos y chicas?  Incluso el tema de traumas y trastornos, que no vamos a entrar a comentar hoy.

Pero la cuestión de los “valores” parece estar en boca de todos a la hora de criticar.

¿Es mejor padre aquel que muele a golpes a su hijo cada vez que éste le levanta la voz, y  así tenerle sojuzgado?  ¿Cuál es la definición de “buen padre”?  ¿Es mejor padre aquel que echa a su hijo de casa, o aquel que lucha por él aún a costa del desgaste que supone?

¿Dónde radica el éxito de un padre para con sus hijos?  ¿En que éstos se hayan convertido en exitosos hombres y mujeres de negocios?  ¿En que sean personas que hayan perseguido sus sueños aunque no les reporte grandes beneficios económicos, pero se sientan satisfechos y felices?  ¿Cuál es la tarea de un padre?  Asegurar su futuro bienestar… ¿económico? ¿social? ¿su reputación? ¿La reputación de quién?  ¿La del padre o la del hijo?  Hay padres que se sienten profundamente fracasados por el hecho de tener un hijo gay.  ¿A quién le corresponde etiquetar al padre como bueno o malo?  ¿A él mismo, en función de las expectativas que tenía depositadas en su hijo?  ¿Al hijo feliz?  ¿Al vecino lleno de prejuicios?

¿Se le dio mejores valores al que fue hijo modélico en la escuela y que tuvo una exitosa carrera laboral, pero que acabó desatendiendo al prójimo?  ¿O a aquel que rompió con la familia por desavenencias, pero al cabo de los años retornó a cuidar a sus padres en la vejez? ¿A qué edad se integran los valores?

No todo es o blanco o negro.  Al final, todo se reduce a una cosa:  conocer la historia personal de cada familia.  Hacen falta menos tópicos y más conocimiento.  Y más humildad.

Ya es hora de romper una lanza a favor de esos «malos padres».

Fragmento del libro «Los malos padres», de Luisa Bermejo.

La autora del libro hace referencia al fenómeno de la Violencia Filio-parental. La violencia que ejercen los hijos hacia los padres ha sufrido un incremento exponencial en los últimos años. El libro Los Malos Padres pone de manifiesto el sentimiento que albergan los padres ante este problema.

Más información sobre este fenómeno en https://www.acvfp.es/

Luisa Bermejo

2 Comments

Laura

Durísimo, lo que viven estos padres.
Una vez vi un documental sobre ello en televisión y me pareció aterrador.

maia vialdot presas

El libro puede ser realmente muy interesante. Sobre todo muy útil.

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