La decadencia del teatro en Roma

En la antigua Roma, el teatro era un espejo de la sociedad. Entre columnas de mármol y estatuas, los espectadores de calidad disfrutaban de tragedias que, con el tiempo, se transformaron en pantomimas para un público que prefería el entretenimiento simple. Este cambio reflejaba una decadencia cultural paralela al declive del Imperio.

 ¿PARALELISMO O CASUALIDAD?

Imaginémonos que asistimos a un representación teatral en la antigua Roma y que nos sentamos en la gradería circular que rodea a la orquesta, el lugar reservado a espectadores de calidad, senadores y magistrados. El recinto es espectacular, y entre los cientos de  columnas de mármol, gigantescas estatuas parecen contemplarnos, con la misma atención que nosotros contemplamos a los actores que gesticulan sobre el escenario, cuyo  fondo se cubre con decoraciones pintadas en vivos colores.

Es verano y hace mucho calor, pero el gran teatro no dispone de otro techo que el cielo y sólo un toldo pintado de púrpura sobre nuestras cabezas atenúa los rigores del sol. Para refrescar la atmósfera, a menudo se riega el recinto con una lluvia muy fina y perfumada que resulta una bendición sobre nuestros rostros…

Se esta representando una tragedia de Sófocles pero el espectáculo ha degenerado en simple pantomima, porque el publico romano solo quiere ya temas que le den poco en que pensar y ha desdeñado a los actores, para otorgar su favor a los mimos. Asi pues, la palabra ha sido relegada a segundo término y la expresión de los gestos y ademanes son el atractivo principal de la representación, borrándose de la escena todo rastro de poesía o de prosa.

En el entreacto, los espectadores salimos a recrearnos a los jardines anexos al teatro donde gozamos del maravilloso clima mediterráneo, alli, se oye comentar que ahora incluso los magnates alquilan a sus esclavos para las comedias, cobrando de ellos la correspondiente paga y nos damos cuenta de hasta que punto los actores han dejado se der bien considerados en las esferas sociales… 

Representación teatral de la antigua Roma con espectadores en una tribuna circular, columnas de mármol, estatuas gigantes, actores en el escenario con decoraciones coloridas, un dosel violeta en el techo y una máquina que simula una tormenta con sonidos de lluvia y truenos.

Al volver al interior la obra continua y de repente una  gran tormenta estalla en el escenario con un realismo que nos sobrecoge a todos…¿Que ha ocurrido?…!Si el sol lucia espléndido hacia solo unos minutos!…La solución al enigma está en los corredores interiores que existen debajo de las graderías. Allí, donde los espectadores no pueden ver lo que ocurre, cientos de esclavos hacen funcionar el ultimo invento de la ciencia…!Una máquina que imita perfectamente el ruido de la lluvia y el trueno para reproducir la ilusión de una tempestad!…

Cuando el espectáculo termina y regresamos a nuestro siglo XX montados en el veloz vehículo de nuestra imaginación, no nos es dificil comprender que lo que hemos presenciado eran los signos que anunciaban la decadencia del arte teatral romano paralelamente a la del Imperio,

Abro un libro de historia y leo lo siguiente…” Pronto hasta la pantomima perdió todo vestigio literario para pasar a ser un ínfimo género de diversión nacido en la calle, al que se sumaron toda clase de groserías, bestialidades y obscenidades, correspondiendo a la embotada sensibilidad de un publico que pedía  cada vez platos mas fuertes y poco a poco los romanos, amantes del placer grosero, compartieron su gusto por el teatro con el entusiasmo de las carreras de caballos, las peleas de leones, elefantes, panteras y la lucha de toros y en esta confusión el publico colocó a los actores al mismo nivel que los artistas de circo y la crueldad no tardo también en aparecer. Las luchas y las violencias de los gladiadores invadieron la escena, los espectadores querían mas y mas sensaciones y un día en una pantomima se llegó a quemar vivo a un condenado a muerte cuya tortura sirvió de diversión al sadismo del publico cruel y embrutecido. El teatro en Roma había entrado en su última agonía…”.

Cierro el libro con tristeza porque no puedo dejar de preguntarme, viendo algunos de los reality shows y telefilmes que enardecen a los televidentes en la actualidad, si no parece existir un cierto paralelismo entre nuestro fin de milenio y la decadencia del Imperio romano…     

                                                                           


Gloria Corrons
https://planetaselene-com

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