El universo de Kalki: Prólogo

Este trabajo nació como una herramienta para vigilar la coherencia de la acción en mi novela ¿Sueña Kalki con vacas virtuales?, pero al terminar, vi que era una narración con entidad propia. No lo suficientemente completa como para ser un libro, pero sí un relato interesante tanto para quien haya leído la novela como para quien se plantee leerla o no.

¿Sueña Kalki con vacas virtuales? ha terminado incluyendo dos capítulos de esta precuela que son realmente emotivos e inspiradores. Dos capítulos que dan una idea clara de cómo es la religión en la cual Barry Bailey fue una pieza fundamental.

¿No sabes quién es Barry Bailey?

Te cuento: Barry Bailey era un actor de películas holográficas en ese futuro que aquí voy a describir. Es también el protagonista principal de la novela que ya he citado. Barry Bailey hizo el papel más importante de su vida encarnando al mesías de una nueva religión. Encarnó ante las cámaras al Avatar Kalki durante un año, y durante tres años más le dio al holograma de la deidad su propio sistema nervioso. Durante esos tres años estuvo siendo realmente el alma o cuerpo de Kalki. Recibió las psiques de millones de fieles y estuvo en comunión con ellos hasta que terminó su función.

Pasados los tres años el holograma estaba entrenado y Barry ya no era necesario.

¿Puedes imaginar eso?

Si cuando nos sentimos vinculados a una persona, sea pariente, amigo o pareja, al perder la conexión nos sentimos desolados o simplemente mal, ¿puedes imaginar cómo sería estar vinculado a millones de personas de una manera mucho más íntima y tener que soportar una existencia aislada?

Ese es el tema principal de ¿Sueña Kalki con vacas virtuales?, pero no es el tema que se trata en esta publicación.

Aquí vamos a ver una narración de tipo histórico. Veremos cómo se desarrollaron los eventos que llevaron a la creación de esa religión artificial y, por tanto, cómo Barry Bailey llegó a ser Kalki. También veremos cómo es y cómo se creó el entorno donde se desarrolla su historia.

Puedes ver la precuela en mi web y pronto la podrás descargar gratis.

Ver precuela: El universo de Kalki Más abajo te dejo un tráiler corto del libro

Trailer del libro

—Debe ser duro ser la imagen del Avatar y vivir como vives —dijo la mujer con un tono aparentemente dulce, pero frío—. Soy Astrid Carol, de la Corporación Nexus, he venido a ayudarte.

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—El cartel de su consultorio dice: «Consulta de las 22 tablas cuánticas, reequilibrio de las líneas del destino» —murmuraba Barrilito—. Mover el destino. Si tuviese ese poder, no viviría al límite del inframundo.
Barrilito continuó pensando, ya para sus adentros, en que ese tal Cohen, «cabalista y mago», era el segundo estafador más grande del planeta.

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—¡Kalki, Kalki, dame poder para vencer a la oscuridad! —murmuraba la mujer, ahora vestida con un sari. Se secaba las lágrimas mientras se maquillaba. Y el neutralizador iba transformando su apariencia en la de una especie de animal viscoso, con un corazón-monstruo guiando sus movimientos. Ese corazón tenía hambre de dolor y miedo. El agente dejaba de parecer humano mientras se acercaba al rellano y era recibido por la mujer.
Pero Barrilito no lograba llegar, de hecho, no llegó. Barrilito quedó atrás, luego el olvidado Barry Bailey quedó atrás ahora sí… solo un paso más.
La mujer se desvistió mientras el monstruo sacaba diversos objetos de tortura y los dejaba con placer sobre la mesa. Barrilito ya no vestía la ropa sucia que había llevado, y de hecho, aún vestía en el coche. Diversas dimensiones se entrecruzaban en un tiempo dilatado.

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Krishnadas abrió la puerta y un hombre con aspecto oriental estaba ahí, sonriendo, como si compartiese un secreto con Carmen, del que no estaban haciéndole partícipe.
—Soy el señor Abraham Cohen, no, no soy chino, nací en Barcelona, vengo a ver la tele… ¿puedo pasar?

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Kali apareció vestida con unos pantalones bombachos, botas militares y una camiseta ajustada de los Rolling Stones.
—¿Qué tal? —dijo.
Krishnadas y Abraham se quedaron con la mirada fija en la camiseta.

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Todo era silencio en el estudio hasta que se volvió a oír la misma voz de antes diciendo:
—Por cierto… ¡soy Kali! ¡Bienvenidos al fin del mundo!

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Te aseguro que no es así, mi alma busca cosas sublimes y no estaría aquí si no fuese porque aquí es donde voy a encontrar algo sublime: a un amigo.
Mira, ahí está, me ha visto y está enojado de verme.
—¡Te dije que no me siguieras! —me grita.
—No te he seguido, te espero.
—¡No debes estar aquí, no quiero que este lugar te devore!
—Eso no va a suceder, amigo.

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«Vosotros contempláis el tiempo y yo soy el tiempo que os contempla.»

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Yo soy Kalki.
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¡Bienvenidos al fin del mundo!